El cambio en la estructura de generadores y consumidores de las redes de energía eléctrica de Europa Central está en pleno desarrollo. Grandes centrales eléctricas, que representan una producción centralizada de energía eléctrica, están siendo sustituidas gradualmente por numerosos generadores descentralizados de menor tamaño, como aerogeneradores o instalaciones fotovoltaicas. Estos sistemas, por lo general, alimentan las redes existentes de media y baja tensión mediante componentes electrónicos de potencia.
Por otro lado, cada vez hay más equipos eléctricos en el mercado que también tienen instalados elementos de electrónica de potencia para aumentar la eficiencia energética. Su característica no lineal es la principal causa de componentes de señales de tensión y corriente de mayor frecuencia en las redes de energía eléctrica. El resultado es un sistema complejo con flujos de carga volátiles y direcciones de flujo de carga cambiantes. Además, la separación de la generación, el transporte y la distribución prescrita por la ley hace que, cada vez con más frecuencia, la energía eléctrica como producto se transfiera entre los más diversos agentes del mercado. Así, antes de llegar al cliente final, la electricidad puede haber sido producida e incluso entregada varias veces por varios agentes del mercado. Esta estructura requiere numerosos puntos de transferencia, que son puntos neurálgicos para garantizar la calidad de la energía.